lunes, 7 de marzo de 2022

Nadie tiene ni puta idea

No quiero hacer la apología de la crítica a las redes sociales. Tampoco es mi idea disertar sobre el estrés, la ansiedad o la baja autoestima. No es mi intención pero seguro que ocurrirá. Lo único que quiero es transcribir la visceralidad del pensamiento.

¿Quién decide qué gusta y qué no? ¿Nosotros? ¿O un algoritmo que se basa en lo que ha captado el interés de las 3 personas que estaban conectadas en el momento de la publicación? Me agota la fugacidad de la vida de hoy en día. Aunque habría que matizar: no es fugaz, no es efímero, es de usar y tirar. O más bien, de (ni siquiera usar y) tirar. Todo se pasa de moda ya no a los 5 minutos después de publicar: justo cuando le das al click de compartir.

Me ha pasado anteriormente y me sigue pasando. Las redes me intoxican. No tiene ningún sentido que el puto algoritmo decida a quién envía mis publicaciones. Tampoco es justo que yo siga ciertos perfiles que me interesan y nunca vea sus novedades porque deduce que hay otras cuentas que me interesan más y las prioriza. 

Me revuelve el estómago que todo tenga que ser tan competitivo. Y al mismo tiempo, me jode saber que estoy en la rueda: lo sé porque me escuece currar horas y horas en mi música, vídeos y promoción para obtener cada vez peores resultados de audiencia. Digital o analógica. Y ver que a otros les resulta más sencillo. O sea que ya estoy compitiendo. Y eso conecta inevitablemente con mi sentimiento de que a quién cojones le interesa una mierda de lo que yo hago, que tampoco soy tan buena, que otros gustan más porque son mejores... Joder, menudo barrizal.

Es muy difícil categorizar, a quien le resulte sencillo es porque no tiene ni puta idea de nada. Una persona está compuesta por miles de variables diferentes. Miles de fotografías de instantes. De canciones escuchadas. De líneas leídas. De palabras compartidas. De momentos sufridos. Nadie tiene ni puta idea de quién es la otra persona cuando cruzan un "Hola, qué tal". Y con el arte probablemente lo único que tratamos de hacer es transmitir un mensaje utilizando lo que somos. Y si no gusta, o interesa... Joder, es que nosotros no interesamos. O no hemos sabido vehiculizarnos debidamente. Quizá haya quienes se construyan un alter ego para facilitar esa tarea (aunque, a decir verdad, después de Facebook ya todos tenemos alter egos).

Nadie tiene ni puta idea de dónde acaba el fondo del otro, de cuánta profundidad hay, ni siquiera atiende a ver el color de las aguas, ni la textura, ni la forma. Me interesa ese proceso de conocimiento. Pero no me gusta cómo lo planteamos en el siglo XXI. 

4 comentarios:

  1. Me ha encantado esto, tan sincero, tan universal, tan actual. Te diría que alguna idea sí que tienes. O será que lo siento así porque me identifico con mucho de lo que escribes. Mucho con algunas partes. No sé si te pase pero se siente una especie de consuelo cuando te encuentras en lo que alguien más escribe, creo que es contrario a lo que parece que muchos buscan tratando se sentirse únicos. No sé, tampoco tengo puta idea de muchas cosas.
    Creo recordar que ya te lo había dicho, pero me gustaría escuchar tu música.
    Te abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes toda la razón, creo que el individualismo no es el camino. Únicos somos todos de alguna manera, pero al mismo tiempo compartimos muchas dimensiones a un nivel universal. Es la eterna lucha entre el hermanamiento y el egocentrismo, el grupo y el individuo. Muchas gracias por leer y comentar!

      Eliminar
  2. "Nadie tiene ni puta idea de dónde acaba el fondo del otro". Me ha encantado tu idea, tu certeza. Siento que es así, pero hace falta que nos lo digan para recordarlo y no perdernos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Lina!! Me alegro que te guste. Escribí esta entrada con un sentimiento muy fuerte de que duele que te juzguen por las cuatro variables que computa el algoritmo: somos mucho más.
      Un abrazo!

      Eliminar

Cuéntame tú ;)