lunes, 11 de diciembre de 2017

Navidad (Have Yourself a Merry Little Christmas)

Como ya he dicho alguna otra vez, me encanta la Navidad y todo lo lo que tiene que ver con ella: desde los adornos navideños, poner el Belén con la familia, las luces por todas partes, reunirse con los seres queridos, la comida, cantar villancicos, los jerseys invernales... La paz que se respira y la aparente sensación de que cualquier problema está a miles de kilómetros de distancia, como diría aquella canción que cantaba Sinatra. Y sin embargo, sé que hay mucha gente que la odia, y puedo entender que hay muchos motivos. Yo creo que todos tenemos motivos suficientes como para detestarla, porque en ocasiones nos enfrenta con situaciones que no nos son agradables.


Desde que nací, el día de Nochebuena se celebraba en casa de mis abuelos maternos, en un pueblo no muy lejos de la ciudad. La Navidad allí se vivía intensamente: las comidas eran antológicas y memorables. Me encantaba perderme y divagar entre todos los adornos que se ponían. Había un pequeño abeto (apenas medio metro de alto) que decorábamos con mogollón de bolitas, manzanitas rojas y relucientes y luces de colores de las antiguas, y justo debajo, colocaba mi abuela un pequeño Belén o Nacimiento que estaba dentro de una cesta (el Niño Jesús era diminuto, del tamaño de una alubia, pero nunca se perdió). Recuerdo pasarme HORAS en la oscuridad de ese salón, mirando las luces del árbol o esas pequeñas figuritas, imaginando historias... Mi abuela ponía un incienso de un olor muy agradable, que no he vuelto a encontrar, en un portainciensos que era un muñequito de madera (un señor que fumaba en pipa, y por la pipa salía el humo del incienso). Todavía tiene que estar por allí... Creo que tanto el incienso como la figura de madera la trajo mi tía de Alemania. También recuerdo que había al menos dos cintas de villancicos en español, los típicos niños cantores con las zambombas y las panderetas, y otra cinta con villancicos gitanos, que posteriormente he encontrado en formato CD en la Biblioteca. Y también recuerdo que mi abuela me los ponía una y otra vez porque a mi me encantaba escucharlos, y mi madre se acababa hartando (¡¿...pero otra vez estáis con los villancicos?!).

Mi tía se fue a trabajar a Alemania cuando aún no había cumplido la mayoría de edad, y al poco tiempo se instaló allí a vivir, donde tiene su familia. Para mi abuela fue algo muy duro que creo que nunca ha llegado a superar, el hecho de saber que una de tus hijas estará a miles de kilómetros de ti durante el resto de tu vida, excepto cuando venga de visita. Igual que tampoco llegó a superar el hecho de que otra de sus hijas muriera con 34 años (una historia que conté en otra entrada). Por tanto, la Navidad nunca fue fácil en aquella casa, y menos después de que muriera ella. Yo tenía nueve años. Se respiraba en la casa un ambiente lóbrego, oscuro... muy triste. Ese año pusimos el árbol y todos los adornos porque yo me empeñé, porque mi abuela no quería poner nada. Un día, no sé si fue la tarde de Nochebuena o Nochevieja, le pedí a mi abuela que me pusiera los villancicos de las cintas y se negó varias veces... y yo al principio no entendía por qué. Y mi padre le dijo que sí, que por qué no los íbamos a poner, que la niña tenía ganas de escucharlos... pues se pusieron en el cassette del comedor. No sé, no lo recuerdo como algo agradable. Todo el mundo estaba aún más triste cuando empezó a sonar la música y yo me sentí muy culpable porque había sido insensible... me sentí egoísta. Me di cuenta de que mi abuela se fue a llorar a la habitación y mi abuelo sinceramente no sé dónde estaba (puede que saliera fuera). Lo que más claramente recuerdo es a mi madre sentada en el sofá al lado de la chimenea con la mirada en ninguna parte, y especialmente a mi padre sentado en el banco, con la cara desencajada. Y yo intentando animarles, quería que bailaran, que se riera, como otras veces... como otros años. 

Pocos años después, también murió mi abuelo paterno, muy joven, sin llegar a cumplir los 70. Y también fue muy duro para todos porque fue una larga enfermedad. Ya entonces la Navidad no se celebraba en el pueblo, sino en casa de mis padres. Algo que agradecí, porque todo lo que tuviera que ver con la Navidad en aquella casa me angustiaba. Aunque yo seguía poniendo allí el árbol y el Belén (el Nacimiento pequeño y un Belén grande, con figuritas que me fue comprando mi abuela), allí apenas se iba a hacer alguna comida "de domingo", pero no en fechas señaladas. Y cuando fui algo más mayor, murió mi abuelo materno. Otro palo, también después de una larga enfermedad. 

Y así la gente se fue yendo. Y es lógico que las Navidades no sean las mismas desde que se pierden a los seres queridos. Y siempre con el recuerdo presente, sobre todo por parte de mi madre y mi abuela (aunque ahora cada vez menos...) de mi tía, mi tío y mis primos de Alemania. La Navidad en mi casa no es fácil. Nunca lo ha sido. Hemos sufrido, hemos llorado, nos hemos enfadado y también hemos intentado disfrutar de estas fechas, y yo cada año me sigo emocionando cada vez que escucho algunos villancicos. Adeste Fideles siempre me recordará a aquellas tardes eternas en el salón del pueblo, con el pequeño abeto y el incienso... Hasta que mi padre entraba en el salón y me decía: "¿Qué haces aquí sola? ¡Vamos para el comedor que aquí te vas a quedar helada!" A aquellas tardes felices con poco. Y sigo esperando con muchísima ilusión el momento de poner el árbol, y el Belén que hizo mi padre, y encender todos los portavelas, y poner villancicos, y cantarlos, y sacar la cubertería y las copas, y preparar la mesa, y reunir a la familia, y jugar a juegos de mesa... y...

No voy a volver a dar la brasa sobre lo que representa la Navidad para mí de una manera más espiritual, porque ya lo conté en otra entrada, solo quería trasladaros que cada uno debe intentar ser feliz en estas fechas aunque falten cosas, aunque nos falten seres queridos, aunque nos resulten consumistas... No sé, no le deis tantas vueltas, se trata de reunirse, recordar a los que no están de una manera positiva y alegrarse por los que estamos y podemos celebrarlo... Esas cosas.

¡Nos vemos en el próximo té!


Have yourself a merry little Christmas
Let your heart be light
From now on, our troubles will be out of sight

Have yourself a merry little Christmas
Make de Yuletime gay
From now on, all troubles will be miles away

Here we are as in olden days
happy golden days of yore
Faithfull friends who are dear to us
gather near to us once more

Through the years we all will be together
If the Fates allow
So hang a shining star upon the highest bough
And have yourself a merry little Christmas now



Ten una pequeña feliz Navidad
Deja que tu corazón sea liviano
A partir de ahora, nuestros problemas estarán fuera de vista

Ten una feliz pequeña Navidad
Haz que la época de Navidad sea alegre
A partir de ahora, todos los problemas estarán a millas de distancia

Aquí estamos como en los viejos tiempos
felices días dorados de antaño
Fieles amigos que nos son queridos
se reúnen cerca de nosotros una vez mas

A través de los años todos estaremos juntos
Si los Destinos permiten
Así que cuelgue una estrella brillante sobre la rama más alta
Y ten una pequeña feliz Navidad ahora