martes, 11 de junio de 2019

Cuaderno de bitácora

De vuelta. De nuevo. A mi cuaderno de bitácora, lugar que me sirve de puerto y ancla para mis pensamientos y reflexiones. Echo la vista atrás a través de las diferentes entradas y releo todo lo vivido a lo largo de estos años como si se tratara de una excursión en mar abierto.

A través de la escritura uno se encuentra con uno mismo cara a cara, con sus vivencias y pensamientos más íntimos. Se hace consciente lo que habitaba el inconsciente, visible lo que parecía enterrado. Una forma de navegar, puede que sin brújula, y encontrar tesoros escondidos en islas remotas del pensamiento. Vamos a ver si enderezamos el barco, que nos va un poco a la deriva con este viento... Quizá debería volver a empezar. 

Por muy perdido o encontrado que estés, siempre habrá un lugar dentro de ti que te aguarde con los brazos abiertos y te hospedará amorosamente. Un puerto de salida que vamos construyendo año a año, decepción tras decepción, alegría tras alegría, porque de todo se saca algo valioso y especial que vamos guardando en nuestro lugar secreto. Puede ser cualquier cosa: una idea abstracta, un libro, la música, la escritura... O un compendio de todo ello. 

Soñarás con ello cuando necesites volver, y sabrás dónde tienes que dirigirte cuando te despiertes. Allí estás solo, pero no sientes el vacío de la soledad. Te sientes arropado; es tu casa en la isla, ni muy brumosa ni muy soleada, rodeada de arena blanca y vegetación verde, donde has ido guardando todo lo que has encontrado durante el viaje. Allí despertarás de mañana y mirarás tu barco a través de la ventana, con el horizonte aún amaneciendo, imaginando todas las aventuras que aún te aguardan. Pero aún no partirás... Allí puedes reposar y llenar tus bodegas con todo lo que vas a necesitar para la próxima expedición. Se respira el ambiente dulzón del mar cuando roza la costa, tus pies aún están tierra, sintiendo la arena, mientras atesoras bonitas conchas que regala la marea, disfrutando de los colores de la puesta de sol... Pero sabes que no podrás estar allí eternamente.

Solamente cuando te sientas preparado saldrás en busca de la siguiente expedición. Y lo harás con las ganas de alguien que echa tanto de menos el mar como aquel viejo pirata que no conoce otra forma de vida. Porque en nuestro valioso puerto nos sentimos seguros, pero sólo durante el viaje nos sentimos libres.

¡Nos vemos en el próximo té!