jueves, 7 de abril de 2022

Enamorarse

El sol comienza a caer de la manera en que lo suele hacer en Abril: más brillante, más cálido, más anaranjado, más acogedor. Ahora que estamos a las puertas de una Semana Santa tardía, como la de aquel año, se me vienen a la mente recuerdos de cuando me enamoré de él

Aquella Semana Santa trataba de decidir qué hacía con mi vida: volver con mi anterior pareja (lo habíamos dejado hacía pocos meses), seguir insistiendo al chico que me gustaba (una de las razones por las que rompí), o empezar una nueva relación con él. Finalmente, fue lo tercero. 

Nuestra diferencia de edad es bastante apreciable, igual que el hecho de que estamos en diferentes momentos de nuestras vidas, pero estas tardes luminosas de Abril me recuerdan lo mucho que me reconfortaba pasar el tiempo con él. De repente, sentía que mis problemas quedaban mucho más atrás, todas mis dudas, mi dolor reciente, el desengaño amoroso que había vivido... Deseaba verlo por la calle, coincidir con él, que me escribiera... Y luego poder quedar en su casa o a tomar algo en la ciudad abarrotada en los días grandes para el turismo. Quedar así un poco a escondidas, disimulando, como si fuéramos amigos. Todavía no éramos pareja, ni siquiera nos habíamos besado, pero ambos sabíamos que no éramos solo amigos. Solo era cuestión de tiempo. 

Una pregunta inevitable sería si me apegué a él. Probablemente así fuera. Creo que ambos lo hicimos, nos refugiamos un poco en nuestra relación para superar los cambios recientes en nuestras vidas, pero no me arrepiento de haber construido un lugar en el que sentirnos seguros el uno con el otro, un lugar con gustos y pasiones comunes, donde sentirnos tranquilos y arropados. Con el paso del tiempo, la relación va madurando, vamos sumando vivencias y entrelazando momentos únicos que me alegro que poder disfrutar junto a él. Ya no me siento insegura al salir de nuestro pequeño núcleo, ni tampoco si lo hace él, manejando mejor ese desapego del que tanto se habla. 

Pero no quisiera ahora emborronar ese recuerdo vibrante del inicio, donde las calles de la ciudad fueron cómplices de nuestras idas y venidas, algunas secretas, otras más al descubierto, de cuando iba a ver la procesión y lo que más ilusión me hacía era verle pasar tocando con la banda de música, o aquella madrugada de viernes Santo cuando, después de pasar un buen rato tratando de distinguirlo entre miles de cofrades, nos encontramos y me dio unas almendras, o cuando al llegar a su casa ese mediodía, cansado y algo resacoso, me escribió "¡Cuándo me vas a dejar darte un beso!", justo antes de irse a dormir, algo que me hizo mucha gracia y me enterneció un poco el corazón, la verdad.

Aquellos tiempos están en mi recuerdo y aunque fueron difíciles para mí por tener que lidiar con muchas emociones mezcladas, su presencia en esos momentos siempre fue reconfortante. Esa magia que te hace sentir que puedes llegar a cualquier sitio. Ese enamorarse en Abril.

¡Nos vemos en el próximo té!



6 comentarios:

  1. Mira, yo me enamoré quizá como no lo había hecho antes en abril de 2020. Sí, en plena pandemia. A mis cuarenta años.
    Pasábamos las tardes que nos veíamos en su pequeño departamento, que era el espacio suficiente para ser felices.
    A veces se pone uno nostálgico, ese sol de abril o cualquier otra cosa ayudan bastante.
    Por otro lado, los besos no se piden, jajaja.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que puede pasar en cualquier momento, siempre y cuando uno esté receptivo. Gracias por leer y comentar!

      Eliminar
  2. El amor es útil incluso en el fracaso. ¿Por qué sino iban a existir los abogados matrimonialistas?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, bueno es otra manera de ver las cosas. Realmente todo tiene su parte positiva y su parte no tan positiva

      Eliminar
  3. Hace poco me dijeron: ¿qué erefieres, renunciar al dolor (de tener que superar una ruptura o un "fracaso" amoroso) o renunciar al placer (enamorarse)?

    Así que supongo que hay que seguir enamorándose

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está claro, vivir sin abrirse a esa posibilidad sería vivir de una manera un poco plana, imagino. Gracias por leer y comentar!

      Eliminar

Cuéntame tú ;)