lunes, 26 de septiembre de 2022

Lo intangible

Durante aquellas semanas de calor asfixiante se veía casi imposible que el mundo pudiera ser algo diferente a eso. El bochorno de las noches, el sonido envolvente del ventilador encendido, levantarte y no tener que abrir las ventanas (porque ya llevaban toda la noche abiertas), apañar al vuelo el fresquito de primeras horas de la mañana y prepararse para decirle adiós hasta la mañana siguiente... Y sin embargo, ya se vuelven a quedar las manos frías en casa, apetece una sopa para cenar, la luz de los días va cambiando, haciéndose más tenue pero más dorada... Todo es cíclico, incluso las injusticias, las desgracias, los avatares cotidianos. Nosotros mismos.

Este ha sido un verano interesante para mí, hacía mucho tiempo que no viajaba tanto en tan poco tiempo. Ha habido tiempo para playa, piscina, salir de tapas, tomarse algo luego en una terraza, quizá escuchando música en directo, pero lo que más disfruto son las tardes tranquilas en el jardín aprovechando el fresquito del césped, noches de mojitos viendo las estrellas, desayunos tardíos en el porche, paseos por el campo sin la urgencia de la rutina... Exprimiendo así cada fin de semana, he conseguido un verano lleno de texturas muy diferentes. Y debo sincerarme, nunca he sido una especial forofa del verano, pero cada año que pasa, me da más pena que se acabe. ¿Será que me estoy haciendo mayor o que vuelvo a la niñez? 

En cualquier caso, todavía queda algún cartucho por tirar. El principio del otoño tiene muchos momentos que regalarnos antes de la llegada de los días más cortos del año, las heladas y por supuesto, la llegada del invierno, durante el cual las energías no son menos, sino diferentes. 

Recuerdo una tarde de junio en la que deseé poder pasar un verano apacible, disfrutando de cada momento, y el caso es que, echando la vista atrás, puedo decir que aunque no totalmente, casi lo he conseguido. Y es que me doy cuenta de que trato de destilar la esencia de cada instante que me hace sentir bien, no siempre de una manera totalmente consciente. Igual que con las últimas canciones del nuevo disco, he intentado exprimir cada momento, tratando de reconectar conmigo o con la energía que nos rodea, materializando lo intangible.

Espero poder seguir perfeccionando esta técnica. Porque es cierto que me hace sentir muy feliz. 

¡Nos vemos en el próximo té!

6 comentarios:

  1. Pues se lee como que ha sido un muy buen verano, bastante completo y divertido. Es lindo eso que cuentas al final, ese materializar lo intangible, y darte cuenta de ello.
    Me ha dado gusto ver que habías publicado, y claro, leer.

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    1. Muchas gracias!! Me alegro mucho de que te haya gustado. Ha sido un verano intenso, creo yo. Un abrazo

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  2. No hay nada como vivir sin que tu vida esté supeditada al siempre odioso calendario laboral. Da igual la época del año en la que se hagan vacaciones, pero los días parecen diferentes y se vive de verdad. Se vive a otro ritmo. El ritmo de la completa libertad y no del puto capitalismo.

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    1. Se vive de verdad, tú lo has dicho. Cuánto más pasa el tiempo, más deseo que llegue el momento de dejar aparcado el curro, aunque sea solo el fin de semana. Un abrazo!

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  3. me alegro que hayas tenido un verano tan alienado con lo que querías. Los días largos, el tapeo, la compañía y los viajes son cosas estupendas. Yo soy proverano total, así que ya estoy esperando a que llegue el siguiente, aunque reconozco que este es el que más calor eh pasado en mi vida... creo.

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    1. Ese calor asfixiante ha sido un poco de pesadilla, pero mi ahora... Ya llegó el frío. Todo es un ciclo constante, tendremos que ir amoldándonos a ello. Pero sí, deseando el siguiente verano, quién me lo iba a decir a mí!

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