“It was
November- the month of crimson sunsets, parting birds, deep, sad hymns of the
sea, passionate wind-songs in the pines. Anne roamed through the pineland
alleys in the park and, as she said, let that great sweeping wind blow the fogs
out of her soul.”
Anne of Green Gables (L.M. Montgomery)
Se acerca la
fecha del aniversario de este blog. Un año... Se ha pasado volando. Aunque en
realidad han pasado muchas cosas. Sin embargo, me vuelvo a encontrar en la
misma situación de punto muerto, entre algo que no ha terminado y algo que está
por empezar. Luchando por la chispa que haga avivar el fuego de nuevo y este
motor vuelva a ponerse en funcionamiento. Buscando la verdad en todas las cosas
que me ocurren, viendo más allá de la forma y el color, intentando ver el
trasfondo de lo que ocurre.
Noviembre cae de nuevo. Noviembre
no perdona, supongo… Nos adentramos en los días más oscuros del año, y mientras
las hojas doradas descienden a ambos lados del camino y la niebla lo ciega todo, algo
sigue latente en alguna parte, esperando a ser descubierto. ¿O simplemente debo
esperar?
No puedo evitar sentirme nostálgica mientras espero el solsticio de invierno: la luz que emerge tras la
oscuridad. Los días de Saturno. Y entonces, vuelvo a mirar el horóscopo.
Todavía falta más de un mes para que el sol entre en mi signo... ¿qué deparará
la llegada de la claridad? Mientras tanto, Noviembre no perdona. Y vuelvo a
sentir algunas cosas que no son agradables de reconocer.
A nivel muy íntimo, algo sigue dentro de mí. Es
una luz que siempre me conduce cuando me he quedado a oscuras. A veces tengo
mucho miedo de que se apague para siempre y no vuelva a sentirme como en casa.
No sé cómo lo hace, pero me encuentra. Y temo que no vuelva a encontrarme. Pero, ¿qué puedo hacer? Me prometí a mí misma no estancarme en el
pasado, pero siempre encuentra una forma, un eco pasado o presente que se interrelaciona con el hilo de mis pensamientos.
No sé si la luz reside en mí o está fuera, no sé
si puedo controlar su presencia y su ausencia. Lo único de lo que estoy
segura es que, mientras la sienta, sigue habiendo esperanza, y un día me volveré a sentir como antes.
Mientras tanto... Noviembre no
perdona.
¡Nos vemos en el próximo té!