sábado, 19 de octubre de 2019

Hallowe'en

La festividad de Halloween es más cercana a nosotros, los españoles, de lo que nos parece. En estos días previos al 31 de Octubre leeremos y oiremos a muchos diciendo que menuda estupidez de fiesta, que si copiamos a los estadounidenses en todo, que hay que celebrar nuestras tradiciones y no las suyas, etc.

Bien es cierto que Halloween puede llegar a ser, tanto en España como en otros países, una apología al consumismo. Pero no muy diferente de la que vivimos en Navidad, fiesta "muy española", vaya. Al final, las caretas y disfraces, los dulces y envoltorios de plástico, y toda la parafernalia decorativa tiene un alto riesgo de acabar ocupando la basura del día siguiente, siempre y cuando no seamos mínimamente ahorradores y lo conservemos y guardemos para el año que viene. Pero yo voy más allá de la superficialidad que inevitablemente recubre cada fiesta. Me paro a pensar en que seguramente la esencia de la fiesta nos toque de cerca, más allá de nacionalidades, simplemente como seres humanos

Para empezar, su nombre. Se cree que la palabra proviene de una expresión inglesa (All hallow-even) que los escoceses acabarían apocopando como Hallow-e'en. Los ingleses denominaban a la víspera del día de Todos los Santos (31 de Octubre) como All Hallow's Even o All Hallow's Eve, ya que hallow es una forma inglesa, ya en desuso, para referirse a "los santos", y Eve, por su parte, se refiere a la "víspera" o "vigilia" de las fiestas litúrgicas del cristianismo. Posteriormente, los pueblos irlandeses y escoceses llevarían esta tradición a Estados Unidos.

También se barajan otros orígenes del nombre y de la festividad, uno de ellos curiosamente relacionado con la Península Ibérica: la Santa Compaña gallega y la procesión que los muertos realizan esa noche del año, mitos heredados de los pueblos antiguos del Norte de Europa. Los Celtas también reivindican su origen, ya que antiguamente celebraban una fiesta llamada Samhain o fin del verano en irlandés antiguo, relacionada con la temporada de cosechas. Creían que la línea que une este mundo y el otro se estrechaba en esta fecha, permitiendo pasar a los espíritus, por lo que utilizaban máscaras para ahuyentar a aquellos espíritus malignos. En Asturias se llegó a realizar en esa noche el "banquete de difuntos", en el que se llevaba la comida a la tumba de los antepasados y se comía con ellos (similar a lo que ocurre en México), además de vaciar calabazas. Y no solamente en el norte de la Península, también en Castilla la vieja se decoraban los hogares con calabazas en esta época y los niños salían disfrazados con ropas viejas y pintados con ceniza a pedir comida por las casas; en Soria se celebraba el Ritual de las Ánimas; en pueblos de Madrid se tocaban las campanas durante la noche del 31 de Octubre... Y así podemos seguir, recogiendo testimonio de unas cuantas tradiciones no totalmente cristianas que se realizaban en España en esa noche. 

Santa Compaña, meigas gallegas, asturianos vaciando calabazas, niños disfrazados en Castilla la vieja, Ánimas en Soria... ¿No es algo que nos cae muy MUY cerca?
Halloween, tal y como lo conocemos actualmente, no es más que una reminiscencia de todas estas festividades y celebraciones, pasada por el filtro del capitalismo y del consumo. Pero hay ciertas celebraciones que trascienden lo superficial, con un arraigo importante en nuestra conciencia colectiva como seres humanos, que aparecen en nuestro pulso vital con el paso de las estaciones. La del 31 de Octubre no es la noche más oscura del año, pero tradicionalmente se ha considerado como la noche en que lo mágico y lo mundano, lo terrenal y lo espiritual, están más cerca que nunca, por ello también se considera la noche idónea para la brujería y los ritos.


Astrológicamente, la noche de Halloween se considera la fiesta del renacer personal: preparar el cuerpo y el espíritu para dejar ir lo que "ya ha muerto" (simbólicamente) y abrirse a ideas y proyectos nuevos, a "nueva vida". Se trataría, por tanto, de una transmutación. No es casualidad, ya que Halloween transcurre dentro del período en que el sol transita el signo de Escorpio, relacionado con el más allá, lo misterioso, la transmutación de energía y materia, la adivinación, etc. Así pues, la época en la que el sol está en este signo se considera la más adecuada para rendir culto a los difuntos y antepasados. Y en general, estás prácticas en torno a la noche del 31 son comunes a muchos pueblos de diferentes regiones del planeta.

Podemos decidir sentirnos más o menos ajenos a esta fiesta, a su celebración consumista, pagana o profana, pero durante esos días, una energía diferente se respira en el ambiente. La noche del 31, como el Carnaval previo a la Cuaresma, es una noche de fiesta, de espantar a los malos espíritus con ritos, de encender luces dentro de calabazas o de ocultarse tras disfraces y caretas, de dar gracias por los frutos conseguidos durante este año ("cosecha" simbólica), y dar paso los siguientes días, de santos y difuntos, y rendir culto a los antepasados. Podemos escapar más o menos de nuestra conciencia colectiva como raza humana, pero con el paso de las estaciones, todo ese pulso vital de generaciones y antepasados, de ritos milenarios, hace acto de presencia y finalmente nos invita a aceptar los cambios.

Como siempre, es nuestra decisión resistirnos o adaptarnos.

¡Nos vemos en el próximo té!

2 comentarios:

  1. Muy interesante, y sí, parece ser que el origen mas aceptado es el relativo al Samhain celta. Aunque algunos historiadores afirman que esta teoría se basa en escasas evidencias y han señalado que la celebración fue cambiando de región a región, de país en país y se alteró incluso su sentido.En el siglo VIII, el papa Gregorio III cambió la fecha original del "Día de todos los santos" del 13 de mayo al 1 de noviembre, lo cual parece que fue un intento de "cristianizar" Samhain. Y fue allí cuando se mezclaron las festividades paganas y cristianas. La comida era un componente importante de las celebraciones y uno de los hábitos más característicos eran los niños que iban de casa en casa cantando rimas o rezando por las almas de los muertos.Como pago, obtenían pasteles que representaban la liberación de un alma del purgatorio, de ahí procede la tradición actual de pedir dulces por parte de los niños.

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    1. Así es! La Iglesia se encargó de cristianizar muchas fiestas paganas, moviendo fechas para que coincidieran con celebraciones cristinanas, etc.

      Muchas gracias por leer y comentar!

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