martes, 26 de diciembre de 2023

Placeres del invierno

Estos días de frío, aprovecho para disfrutar de los pequeños placeres del invierno. Hacerme una infusión o té bien caliente, de esos tés alemanes de calidad inigualable que me descubrió mi tía hace ya muchos años, de sentarme al lado de la chimenea en casa de mis padres, mientras humean las últimas brasas de la leña, de encender velas aromáticas que huelen tan bien como deberían oler los sueños, de tomar después de comer un "capón" (un higo seco que se abre y se rellena con una nuez), de levantar la persiana y disfrutar viendo la niebla y la helada de las primeras horas de la mañana... Ese tipo de historias.

No sé en qué momento empezamos a dar por sentadas ciertas cosas y dejamos de disfrutar de ellas. Trato de tener en mente este pensamiento siempre que puedo. Muchas veces, pequeñas tonterías cotidianas nos nublan la mente. Me refiero a esas frustraciones del día a día con el trabajo, con nuestras relaciones interpersonales, con nosotros mismos, a las que a veces damos una importancia excesiva. Que si esta historia, que no me ha salido bien; que si mira lo que me ha dicho esta; que si hoy no he tenido un día nada productivo; que qué mal porque iba a comprar no se qué y estaba agotado; que si lo que me faltaba, perder el bus ahora... 

Entiendo que toda esta historia está muy manida, la de "disfruta de las pequeñas cosas", etc. Alguno dirá que vaya, que ni que estuviera descubriendo América. Pero estos días de quietud y de frío es cuando más pienso en todas las personas del mundo que están hoy sufriendo, que están pasando por los peores momentos de su vida por la razón que sea, o que no pueden disfrutar de las comodidades que yo tengo.

Aún cuando mi vida no es perfecta, y es probable que a ojos de muchos esté lejos de serlo, siento que no cambiaría nada, que me gustaría dejarlo todo tal y como está, y que se preserve así por mucho tiempo. También pienso que hay muchas cosas que me gustaría mejorar, de mi casa, de mis relaciones, de mí misma... Pero, mientras estemos todo bien y disfrutando plácidamente al calor del hogar en estos últimos días de Diciembre, esperando la llegada del nuevo Año, con una infusión bien aromática de frutos rojos con manzana y canela, todos esos anhelos se disipan y solo pienso lo afortunada que soy por haber vivido todo lo que he vivido, y por estar aquí hoy, presente.

¡Nos vemos en el próximo té!


"Silken midst oustide the window
Frogs and newts slip in the dark
Too much hurry ruins the body
I'll sit easy, fan the spark"

viernes, 22 de diciembre de 2023

Solsticio de invierno

La noche más larga del año siempre ha suscitado misterio, recogimiento, reflexión... Desde hace un par de años, especialmente esa mañana me gusta levantarme pronto, cuando aún no ha amanecido, y disfrutar de la salida del sol después del viaje por la noche más larga

Hay muchos ritos y tradiciones ligadas a este solsticio. De alguna manera, se respira un ambiente especial en la atmósfera. Tiene su dimensión mágica levantarte de noche y pensar que ese amanecer está preparado solo para ti, como si fueras el único espectador de un evento íntimo. Esa soledad de los primeros minutos de la mañana, la oscuridad que va, poco a poco desapareciendo, con las luces de la ciudad de fondo como si fueran pequeñas estrellas, la escarcha de una fría noche invernal... 

Estos días que me levanto aún de noche, me gusta encender únicamente el árbol de Navidad y una vela; me siento reconfortada. Me parece más agradable que encender la luz "normal". Supongo que así rindo homenaje a nuestros ancestros, tratando de iluminar un poco la casa con la cálida luz del fuego, y ese abeto que, aunque de plástico, hace honor a otra tradición milenaria y compartida por muchos pueblos, la de llevar al hogar un árbol de hoja perenne, ahora que el resto de árboles han sido despojados de sus hojas.

El amanecer de hoy en Zamora ha tenido lugar a las 8:46 h, mientras desayunaba, con el solsticio de invierno desde Stonehenge en directo desde YouTube. Con una niebla muy cerrada, lo que ha impedido ver el sol y los colores del horizonte, pero que ha hecho que la claridad del amanecer se dispersara más, e incluso antes de la salida del sol, la luz ya era mucho más blanca e intensa que estos otros días

Preparándome poco a poco para salir de casa y enfrentarme al frío invernal, iba pensando en el solsticio del año pasado, y del anterior, y he tenido la sensación de que han sido "ayer". Supongo que en eventos anuales como este es donde somos más capaces de percibir el tiempo como algo circular, no solo lineal. Como un ciclo que se repite y nos hace rememorar cosas del pasado de manera más vívida. Esos ciclos universales que rigen la naturaleza y también, nuestra propia existencia.

¡Nos vemos en el próximo té!