domingo, 11 de diciembre de 2016

Los sentimientos y la debilidad

" 'Then you will find yourself esay prey for the Dark Lord!' said Snape savagely. 'Fools who wear their hearts proudly on their sleeves, who cannot control their emotions, who wallow in sad memories and allow themselves to be provoked so easily - weak people, in other words - they stand no chance against his powers!' "

Esto es lo que el Profesor Snape le dice a Harry Potter en su primera clase de Oclumancia. Releyendo los libros, me encontré el otro día con ese párrafo y me sorprendí mucho, ya que es un concepto al que llevo un tiempo dando vueltas. ¿Ser sensible es sinónimo de ser débil? ¿Mostrar nuestros sentimientos a los demás es sinónimo de ser débil?

Los sentimientos son algo poderoso. Son capaces de transformar nuestro modo de ver la vida, influyen (y en ocasiones, más bien dirigen) nuestras acciones... a través de ellos somos capaces de entender la vida como seres humanos. Un ser puramente lógico y objetivo, sin ningún tipo de emoción o sentimiento, no sería un ser humano como tal. Sería en todo caso una máquina, ¿no?

Entonces, ¿por qué a veces es vergonzoso y peligroso mostrar nuestros sentimientos? Pensad en acciones cotidianas de vuestra vida, cosas que os gustan o que os disgustan, acciones de otras personas, momentos concretos... ¿por qué a veces es tan difícil dar un abrazo, decirle a alguien que le quieres, llorar porque te sientes mal o expresar tu frustración o tu enfado con algo o alguien? 

Tengo la impresión de que la sociedad, tal y como la conocemos hoy en día ha soterrado ciertos aspectos naturales de la personalidad del ser  humano porque no se consideran oportunos o útiles. O quizá lo que ocurre es que no hemos aprendido a usar nuestros sentimientos de una manera constructiva. O ambas cosas. A veces dejamos que nuestros sentimientos nos arrasen por dentro sin darles oportunidad a salir, y otras veces expresamos demasiado nuestros sentimientos y nos exponemos a los demás. Un momento... ¿cómo que nos exponemos demasiado a los demás? ¿Pensamos eso porque hemos permitido a generaciones y generaciones de personas que utilicen y aprovechen los sentimientos de los demás en su propio beneficio? Al fin y al cabo, ¿cuál es el verdadero problema de exponerse a los demás? Es una forma sana de desahogarse, de dejarse ver y no fingir ser alguien que no se es... ¿por qué sincerarse con nuestros sentimientos nos convierte en débiles ante los demás?

Decidí buscar información al respecto en internet. Después de una búsqueda rápida, encontré un texto muy interesante: 'La debilidad no radica en la expresión de las emociones, sino en la incapacidad de controlar esas emociones negativas [...]. Lo que nos hace débiles es no controlar la envidia, los celos, el rencor, el odio, o el resentimiento. Eso nos hace más bárbaros y peligrosos. Para superar esa debilidad se requiere una permanente educación en la inteligencia emocional. Es clave dominar esos resortes y mecanismos elementales para verter tales sentimientos sin herir. Nos jugamos mucho en ello: la misma calidad de la vida social.'

No puedo estar más de acuerdo. Creo que no se nos enseña a gestionar las emociones y los sentimientos, y eso nos perjudica a todos. Quizá las anteriores generaciones llegaron a la conclusión de que es más fácil ocultar nuestros sentimientos que enfrentarnos a ellos, y hacerlo de una manera constructiva, y no destructiva. No somos seres estoicos impasibles ante las adversidades, alegrías y pasiones de la vida; si reprimimos nuestros sentimientos, estamos anulando una parte muy importante de nosotros... y los que contribuyen a castigar o juzgar a aquellos que no reprimen sus sentimientos están perjudicando a los demás, pero sobre todo a sí mismos.

Ni siquiera en las redes sociales somos 100% leales a lo que somos y sentimos, ya que emitimos aquello que queremos que los demás sepan. En la mayoría de los casos, no constituye un desahogo sincero, sino más bien una estrategia para ofrecer a los demás la visión que queremos que tengan de nosotros. Me da igual que sea a través de textos, de fotografías con filtros, de vídeos acompañados de miles de hagstags impronunciables que expresen felicidad absoluta... la estrategia suele ser la misma que en la vida real: la de esconderse, o peor aún, la de mostrar algo que no está pasando realmente. Nos atrincheramos virtualmente para... ¿protegernos? Es la misma historia de antes. El formato es diferente, pero nosotros no hemos cambiado.

Va siendo hora de que seamos un poco más valientes, no solo en cuestión de dejar ver cómo somos por dentro, sino también valientes para ver cómo son los demás, no asustarnos ni huir de alguien que está siendo lo suficientemente valiente para abrirse. Al fin y al cabo, una cosa no será posible sin la otra.

¿Será esto una utopía? ¿Es condición obligatoria del ser humano herir al vulnerable para ser más fuerte? ¿O es algo que hemos aprendido, o que hemos permitido?

¡Nos vemos en el próximo té!

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