jueves, 15 de diciembre de 2016

Hacerse la difícil

Como ya he dicho en algún post anterior, la conquista en el amor se me da fatal. Probablemente porque soy o todo o nada, o no me llamas la atención o me gustas muchísimo. Eso complica mucho las cosas, ya que en el momento en que el resorte de mi mente hace click y me doy cuenta de que esa persona me está empezando a gustar mucho, parece que dejo de ser yo misma y me convierto en un ser mucho más inseguro. Entonces, aquello con lo que en algún momento pude haber llamado la atención de la otra persona, se empieza a diluir en miradas esquivas, conversaciones muy poco elocuentes y en un lenguaje corporal que, por tan pensado, se ve artificial y ortopédico.


"¡Pero qué imbécil soy!", pienso cuando llego a casa. "Si al principio me comportaba como siempre, segura de mí misma, haciendo chistes y charlando animadamente con él". Y es que sí, señores, me convierto en la típica adolescente colada por el chico de clase. Qué horror. El resultado de todo esto es que se me empieza a notar quién me gusta a la legua. No lo puedo ocultar. Y acompañando a todo este cuadro sintomático (o tal vez sea más bien la causa), vienen las noches en vela y los días con la cabeza en otra parte pensando en él y en lo que hemos hablado, diseñando mi sigilosa estrategia para acercarme más a él, desesperándome si no obtengo los resultados que he imaginado.

Si al principio le llamé la atención de alguna manera, ahora mismo esa chispilla ha desaparecido (o al menos es la sensación que tengo). Pienso a veces que quizá sería más inteligente realizar un acto impulsivo, antes que tan premeditado, y decirle claramente "Hola, aquí estoy, me gustas", y ver qué pasa. Pero ahí reside mi problema: o me desespero pensando que el chico no me gusta, o le tengo que decir claramente las cosas. 

Resumiendo: no me dejo conquistar, o al menos no necesito mucho tiempo para que me conquisten, si la persona me gusta mucho. No depende tanto de él como de mí, por decirlo de una forma más entendible. Y diréis... ¿por qué tiene que ser él el que te conquiste, y no al revés? Es una buena pregunta. En general, pese a que quiera pensar que eso de es el chico el que tiene que conquistar a la chica pertenece a la Prehistoria o a los tiempos de Franco, me doy cuenta de que estamos anclados a ese concepto por algo más que por convicciones sociales. En el reino animal, siempre son los machos los que cortejan, y las hembras las que elijen. Y está claro que como yo he debido de perder esos instintos animales, no me dejo cortejar, y elijo antes. Vaya panorama. 

Entonces, cuando el chico ya me gusta, cuando ya es un hecho que me he pillado, hacerme la difícil es muy difícil, por aquello de que no tengo punto intermedio, y paso a ser muy accesible para la otra persona. Y el juego de la caza, de la conquista, se va a la mierda, corriendo el riesgo de que el chico pierda el gusanillo (y después, el interés).

¿Qué pensáis sobre este asunto? ¿Creéis que hacerse la difícil es algo pasado de moda o realmente funciona? ¿Es mejor o más efectivo decir claramente "me gustas" o dejar que antes haya un poco de juego?

¡Nos vemos en el próximo té!

2 comentarios:

  1. ¡Qué chulo es el juego de la seducción! O yo lo veo así... Pero siempre desde el lado de mostrarse uno como es, desvelando capa a capa, poco a poco. Lo de ir a saco a mi me parece un poco abrumador. Como si te diesen un manual de 2000 páginas esperando que en un pis pas te lo hubieses leído y aprendido.
    El amor es como un laborioso pastel, que hay que hacer con paciencia e incorporando los ingredientes en su justa medida y en el orden exacto, sino...puede llegar a estar rico pero no será bonito, ni perfecto e incluso puede llegar a ser incomestible.
    Anda, seguro que con dedicación puedes hacerte un buen pastel :)

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    1. Hola de nuevo Ángela! Me alegra mucho leerte.
      Lo creas o no, tus palabras me han tranquilizado un poco. Ahora entiendo un poco más las cosas. Pues claro que sería abrumador... cómo no había caído en ello antes! Es lo que comentaba al principio del post, que soy todo o nada y me puede la impaciencia, una virtud que debo cultivar en todos los ámbitos de mi vida.
      Qué mal se me da esto de la seducción... ;D

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